Después de 2 años del fallecimiento de
Felipe por una grave enfermedad, hoy por fin lo he superado. Su cáncer cambio
mi vida, mis pensamientos y la forma de ver las cosas. Nunca me abandona su
recuerdo y todos los días vienen a mi memoria las palabras de mi marido. Su larga enfermedad
hizo de él una persona entregada a todos nosotros, a toda su familia, pero
sobre todo a mí y a nuestro hijo.
Su mayor preocupación fue que rehiciese mi vida, que fuese feliz a pesar
de su partida, pero yo, renunciaba a rehacer mi vida. No necesitaba nada, ni a
nadie, mi hijo Miguel de ocho años ha llenado estos dos años de aislamiento.
Me pidió que fuese feliz, que recordase nuestra historia y no dejase de
hablar de nosotros a nuestro hijo para manterlo vivo en su frágil memoria.
Le prometí que haría lo que pudiese, pero que no necesitaba a nadie para
ser feliz. El insistía, quizás por los años de más y la evolución que hacen las
personas cuando conviven con la muerte y quieren vivir, Felipe quería vivir,
activo, alegre, entregado, positivo, cariñoso...
lo tenía todo. Sumábamos y
fuimos muy muy felices. Yo por eso he renunciado durante estos dos años a vivir
mi vida. He luchado por seguir fuertemente entregada a Miguel. El único error
de mi marido fue su entrega al trabajo. Motivo que le daba muchos problemas y
que no quería compartir conmigo para no preocuparme. Asumía en silencio sus
rutinas diarias, me protegía de los problemas y siempre siempre volvia a casa
con su sonrisa y ganas de compartir su felicidad.
Después de su muerte me quedé encallada, me costó seguir sus consejos
cuando me decía que conociese a otras personas para rehacer mi vida. Me lo había
negado hasta hace unos meses cuando conocí a Luis. No he abandonado mis
pensamientos hacia Felipe, pero ahora entiendo su valor al decirme que no temiera
el deseo de volver a sentirme mujer y que
no me culpara por ello. He madurado, me estoy superando y me he entregado a soñarme en las manos de Luís. No me culpo por
ello, he comprendido que el hecho de estar sola no me devolverá a Felipe.
Necesito sentirme mujer y las miradas de Luís hacen que me estremezca de
arriba abajo sin saber por qué. Llevo luchando con mis contradicciones todos estos
meses y por fin me he entregado a vivir. He descubierto placeres que el dolor
había borrado en mí... Hoy por fin me despierto después de una noche de
amor donde he vuelto a tomar las riendas
de mi vida, mi cuerpo ha vibrado al abandonar el escudo que me puse hace cinco
años cuando su enfermedad se apodero de mí.
Gracias Felipe por tus palabras y por tu
amor al desear que vuelva a ser feliz. Hoy por fin he superado tu enfermedad y
tu adiós y puedo decir que te siento mucho más en mí.
La ausencia no debe ser un recuerdo al que agarrarse. La muerte no la podemos evitar, pero la vida nos da nuevas oportunidades para seguir adelante o empezar de nuevo. Felicidades.
ResponderEliminarGracias Dolors por tus comentarios. estamos todos aprendiendo a seguir adelante.
EliminarUtilizando como medio historias cotidianas que no dejan de ser duras tienes la gran capacidad de emocionar con tus palabras..
ResponderEliminarFelicidades, y gracias por enseñarnos y emocionarnos....
Si mis palabras te emocionan me siento satisfecho. gracias Àngels.
Eliminar