miércoles, 24 de enero de 2018

Mi puzle

Hace días, semanas o meses que no me enfado.

Sí, antes vivía muchos estados de rabia en mi piel. De un tiempo a la actualidad, vivo el presente, intento ser positivo y activo con mi vida. Últimamente la felicidad se acerca a mí, es el estado que me gusta, pero también disfruto en la tristeza, en el dolor o en cualquier estado posible, incluso en el agotamiento o cansancio mental o físico.

    Donde no quiero estar es en las sensaciones que no son mías. Sí, me he vuelto egoísta, muy de lo mío, soy tan de aprender que me gustaría que tú aprendas a llevar las riendas de tu vida. Yo estaba acostumbrado a buscar la aceptación en los demás,  a vivir las sensaciones a través de vivencias que me explicaban familiares o amigos.  Hace tiempo que decidí vivir mi vida.

    Me gusta mi estado de felicidad, cada nuevo día agradezco lo poco o mucho que tengo, y me las ingenio para aprender y compartir durante el día. Disfruto dando amor, escuchando, ayudando, pero sobre todo intento no tomar decisiones o realizar labores que no son mías. Me hice voluntario de Salud Mental, no sé bien cómo llegué a ello, pero la vida me lo mostró y yo con ganas de aprender me entregué sin pensarlo. Más de un año de aprendizaje, donde mido mis palabras para no crear falsas esperanzas ante la persona que voy a visitar cada semana, de la cual aprendo cosas tan olvidadas cómo el compartir o el respeto de los espacios.   

    Todos estamos a sólo un paso de la enfermedad, mental o física, es un motivo más que suficiente para entregarnos a vivir. Vivir sin miedos, con entusiasmo y la inocencia de los niños.

    Cuando me molesto con alguien, algo no sale bien o no llego a mis metas, acepto que no es algo personal conmigo y sigo luchando de nuevo por mis sueños. Si me tratan con un tono que no me gusta o me increpan, entiendo que la persona puede estar en un momento incontrolado, y que es una casualidad que yo el agredido. Si creo que puede ser mi culpa, pido perdón desde el corazón, e intento argumentar mis motivos de dicha actuación, pero no me quedo encallado en mi error o su mala interpretación. No quiero perder tiempo ni desgastarme en repetir y justificar hasta la saciedad lo mismo una y otra vez. Quiero aprender, y aprendo, yo decido cómo afronto mis errores, yo decido si debo apartarme de personas que nunca tienen motivos para perdonar y si para recriminar. Me quito un peso de encima cada vez que evito una discusión, quiero compartir y comparto armonía, aprendizaje, ilusión, entusiasmo (cómo dice mi amiga Dolors) adoro las conversaciones de aprendizajes ajenos donde mi escucha es total para ver como todos tenemos algo que enseñar. Cada día me enamoro más de la vida, la misma que me ha quitado y dado momentos maravillosos, a personas increíbles que entran y salen de mis días, pero aunque vayan y vengan o no las vea, son parte de mi puzle.

    Todos tenemos un puzle que empezamos con la ayuda de nuestros padres y familiares, son los que ponen nuestras primeras fichas. Luego nosotros en los años de la infancia y la adolescencia  vamos añadiendo piezas que no sabemos dónde situarlas, y es al cabo de unos años donde nos damos cuenta del puzle que tenemos entre manos. Todas y cada una de las fichas que entran en nuestro puzle se quedan, algunas nos cuesta ver su lugar cuando han pasado años, pero si hacemos una mirada superior o desde otro ángulo podemos verlas y saber cuándo entraron a formar parte de este apasionante puzle donde el número de piezas varía según nuestro carácter, nuestras inquietudes y ganas de vivir.

    Hay puzles que al acabarlos en el fin de nuestros días, si miramos desde fuera de la imagen, nos damos cuenta que es un puzle lleno de caminos agrestes de montaña o carreteras interminables con asfalto gastado por el paso de nuestros semejantes. En cambio nos podemos encontrar puzles que empiezan en un camino seco o embarrado pero que debido a como colocamos nuestras piezas nos vamos acercando a ese paraíso que todos tenemos en mente.

    Mí puzle o paraíso difícilmente es como el tuyo. Yo sé lo que me gusta y lo que no, inevitablemente, a  veces vivo experiencias  que no me gustan, y cada vez las piezas de esos malos momentos son más pequeñas, pues buscando mi camino las piezas que quiero vivir son cada vez más grandes Así consigo que cuando visualizo mi puzle desde una perspectiva alta el paisaje se parezca más a mi paraíso. Actualmente vivo encontrando esas piezas que hacen mi puzle más bonito, por eso si formas parte de mi vida tienes un lugar de privilegio en el paraíso de mi puzle.

   Yo busco completar mi puzle, no necesito un gran número de piezas, pero si las más bonitas y los mensajes más auténticos. Si hay dolor, vive dolor, aprende de esa sensación… si hay tristeza, escucha de donde viene, no te obligues a sonreír, sólo entiende que es ese el momento a vivir… y si la enfermedad llega a ti, lucha cada momento de luz…


  Por ello, juguemos a completar nuestro puzle con lo mejor de nosotros.

7 comentarios:

  1. No dejas de sorprenderme, de enseñarme que cada imstante vale la pena. En mí puzle estás tú, me abriste los ojos y hoy puedo aceptar mi tristeza sin olvidar mis alegrias.
    Has evolucionado tanto que eres cada vez, más grande. Felicidades.

    ResponderEliminar
  2. Todo un lujo que compartas cosas tan bonitas, especiales y auténticas sabiendo que vienen de ti. Abres, despacio, mis ojos aunque están muy cerrados

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leerme, y si te abre los ojos, es una buena noticia.

      Eliminar
  3. La vida en sí, es la búsqueda y el encaje óptimo de esas piezas y el fin, es completar ese puzle de la mejor de las maneras q nos permitan las circunstancias. Una interesante reflexión y bonita manera de describir la esencia de nuestro existir..

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias Ángeles por tus palabras, todavía me falta mucho por descubrir de nuestra esencia de nuestro existir...

    ResponderEliminar
  5. Realmente que reflexión amigo, gracias

    ResponderEliminar