lunes, 6 de enero de 2020

Los regalos de Navidad



En estas fechas compramos para sorprender, para intentar crear una felicidad efímera. Estas fiestas, a unos los estresa, a otros les da melancolía, a otros sin embargo les encanta dedicarse a personalizar los regalos y sorprender creando regalos artesanales  apartándose del consumismo típico de estos días.
Todos necesitamos amor, un regalo es entregar parte de nuestro corazón. En la búsqueda del regalo  perfecto analizamos los gustos de nuestro receptor para intentar sorprenderlo. No siempre acertamos, pero dicen, que la intención es lo que cuenta.
Vamos a pensar en el esfuerzo que hicieron para intentar adivinar nuestros gustos, aceptemos con amor dicho regalo, y al mismo tiempo pensemos en cómo nos ven.
Cada regalo tiene un mensaje, sabemos, si la persona que  lo compró es detallista, romántica, práctica, etc.
Algunos regalos vienen con textos o dedicatorias, otros vienen sin envolver, algunos los recibimos en varias capas de papel y cajas, pero todos nos llegan con amor.
En muchas comidas o cenas de Navidad se ha implementado el increíble "amigo invisible", ese regalo a veces impersonal, a veces personalizado después de un sorteo. Estos regalos también salen del amor, compramos diferentes regalos si son para el grupo del trabajo, para los amigos o la familia. Algunos obsequios nos delatan nada más ponerlos encima de la mesa. Nos conocemos también que podemos adivinar quien ha sido el partícipe de nuestro regalo.


Una vez que acaban las fiestas de Navidad algunos de los regalos se hacen su hueco en nuestra vida, otros pasan a la indiferencia y los menos afortunados son historia desde su primer minuto de vida.
Reflexiona pasado unos días del coste de cada regalo, no del importe económico, sino del tiempo dedicado, de cómo se las ingenió para conseguir aquello que sabía que te iba a gustar o simplemente en como redactó aquella dedicatoria del libro o las entradas que recibiste. Cada regalo es amor, cada detalle es tiempo y dedicación. Los regalos que no vayamos a utilizar démosles la oportunidad de que lleguen con amor a personas que no han tenido esta navidad la misma suerte que nosotros. Regalemos aquella bufanda que no cambiaremos a la persona que vemos cada día pidiendo en la esquina de nuestra casa, o acerquemos a Caritas o cualquier otra asociación benéfica para que los regalos del amor sigan haciendo su labor. Creemos una cadena de regalos del amor, si no lo vamos a utilizar, dónalo. El espacio de tu hogar lo agradecerá, pero sobre conseguiremos que alguien no se sienta tan sólo y sin amor.

Con esta reflexión quiero agradecer y felicitar a todos los que os habéis dedicado a dar amor un año más.

Gracias, gracias, gracias.