domingo, 22 de septiembre de 2019

El autoestopista



Cuando le dije a mi hija que iba a viajar, su primera pregunta fue:

     ¿Dónde vas a ir?
     Una vuelta a España, le respondí.
     ¿Qué vas en coche? ¿En moto?
     No, voy a hacer autoestop.
     ¿Y eso que es?

Le expliqué a mi hija que antiguamente cuando las personas no disponíamos de un medio de transporte propio nos desplazábamos haciendo autoestop.
A mí me pillo muy joven, cuando el hábito se iba perdiendo debido, en parte, al aumento de la flota automovilistica del país, pero recuerdo que con 16 años alguna vez me toco poner el dedo para poder ir a trabajar. Poner el dedo es la expresión que se utilizaba, cuando normalmente en la salida del pueblo las personas que nos queríamos desplazar unos cuantos kilómetros, utilizábamos el puño cerrado y sólo sobresalía el dedo gordo indicando hacia la derecha, así el conductor que se acercaba a nosotros veía la intención que teníamos para ir en su misma dirección.
Hoy acabo de regresar, mi vuelta a España se ha convertido en un gran viaje por la península donde he visitado treinta y ocho de las cuarenta y siete provincias peninsulares. He recorrido en vehículos ajenos: coches, furgonetas y camiones unos cuatro mil quinientos kilómetros. Con trayectos varios, donde el más corto de cinco minutos y el más largo de ocho horas, he conocido a más de cien personas que han sido todo un aprendizaje de vida. Está claro que las personas vivimos para relacionarnos y ayudarnos. Ahora creo un poco más en la raza humana.
Mi mejor anécdota es la de un señor jubilado que me dijo que me llevaba siempre y cuando le llenase el depósito de gasolina y le invitase a comer. No necesité invitarle ni a comer ni pagar la gasolina, al contrario, me invito a dormir en su lujoso caserío en Asturias donde conocí a toda su encantadora familia.

1 comentario:

  1. Qué bonito Josep Ma!!
    Me has llevado mentalmente en tu aventura.

    Besazos

    Núria

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