Hay palabras que nos cuestan
pronunciar más que otras. Recuerdo mi miedo a pronunciar NO. Siempre pensaba
que al decir No, privaba a los demás de lo que ellos querían de mí. Me costó
entender que todos pedimos, y por el hecho de querer algo, no significa que nos
tengan que dar todo lo solicitado. Yo aceptaba las negativas de los demás con
resignación, no quería entender porque no me daban lo que yo pedía. Incluso lo
convertía en algo personal sintiéndome en muchas ocasiones ofendido.
Decir NO, no ha de ser un trauma
para ninguna de las dos partes. Yo he aprendido a aceptar las negativas
entendiendo mi propia estadística del
NO. Consiste en saber que a tantos números de NO llegará el preciado SI. Hay
veces que el SI es automático y entonces
la estadística del NO, no tiene sentido. A mí me funciona ante los miedos de mi
vida personal y en la profesional.
En mi vida personal si deseo
hacer algo pero tengo miedo a esa negativa que tanto me puede afectar pienso
que la otra u otras personas igual no les apetecen lo mismo que a mí, pero a
base de proponerlo al final obtendré el preciado SI. Esa es la estadística que
debemos buscar, a tantos NO, llega el SI. Aquí seguramente la estadística será
muy favorable y con pocas negativas obtendremos la afirmación siempre que para
las otras personas seamos lo suficientemente importantes para complacernos
posiblemente antes de lo que creamos. Pero si no preguntamos asumiendo el NO,
este nunca llegará. Debemos formular las
preguntas sin miedo sabiendo que el rechazo a nuestros
planes es algo eventual
y nada personal. Sobre todo aceptar que
ese No es el principio del SI, ya que entramos en un dialogo donde podremos
argumentar y proponer nuestros deseos. También es muy importante que cuando
aceptemos el NO, ser libres de negarnos a los planes de los demás y cada uno de
nosotros podamos contentarnos realizando
aquello que queremos. Es cuestión de tiempo y de respeto a los demás que
podamos unir nuestros intereses en nuevas ocasiones si eso es lo que deseamos.
Pero sobre todo tengamos claro que si no preguntamos nunca sabremos si desean
lo mismo que nosotros.
En la vida profesional el NO
muchas veces la estadística nos puede a llegar a desesperar, ya que la negativa
suele ser mucho más común por la falta de compromiso o afinidad con nuestros
intereses. Mi claro ejemplo está en la venta, todos los que nos dedicamos a
vender, sea lo que sea: un producto, un servicio, etc debemos de saber que cada
producto o servicio tiene su estadística del NO, yo para vender mi producto
necesito 80 negativas, para poder negociar con 5 personas donde una de ella
comprará mi producto. Cuanto antes
llegue a mis negativas, antes tendré mi venta, y si opto por la una actitud
optimista me doy cuenta que el SI me sorprende ante mi estudio del NO.
Tanto en lo personal como en lo
profesional mi actitud es no hacer esa negativa en algo personal. Mi intención
es clara, yo quiero un SI, quiero salirme con la mía, quiero ir al cine,
escoger yo al película o vender mi producto. Yo propongo sin expectativas que
puedan hacerme cuestionar la respuesta de mi interlocutor, su libertad es mi
elección en otro momento donde mi respuesta no me hará sentir incómodo.
Sea lo que sea, mi decisión es no
suponer que el NO es la respuesta, por eso me aventuro y a veces la vida me da
el SI.
¿Y tú, quieres tú sí? ¿O prefieres
seguir viviendo en el supuesto NO?
Querido Josep M., me ha costado más de 40 años aceptar un NO x respuesta, y sigo luchando incansable x salirme con la mía. Me gusta el SI, y yo doy el SI a todos en el 90% de los casos.
ResponderEliminarLo que si he aprendido es a tratar el NO como algo no personal. Esto ayuda.
Besazos amigo��