martes, 25 de diciembre de 2018

Mesa de Navidad



    Este año ha sido posible, después de intentarlo durante cinco años, hace poco más de un mes Johans se comprometió por fin a pasar la navidad con nosotros. Ha sido media década que lo hemos intentado, pero Johans, nuestro querido Johans siempre nos daba excusas, este año al fin nos confirmó su asistencia para estar con nosotros en las fiestas de Navidad donde las personas que nos queremos nos reunimos alrededor de una buena mesa donde todos nos volvemos más humanos y solidarios. Reflexionamos todo lo sucedido durante el año y por eso hacemos actos solidarios dando amor allí donde habitualmente no lo entregamos.

    Normalmente en Navidad somos trece personas: mis padres, mis cuatro hermanos, tres cuñadas, dos sobrinos, mi hija y yo. La primera vez, hace cinco años, que propuse que viniese Johans nadie se negó a su presencia en navidad. Él, es una persona que vive en la calle, lo conocemos todos y en más de una ocasión lo hemos atendido y ayudado en sus necesidades. Es un chico culto, tiene treinta y seis años, lleva quince años viviendo en la calle, y los últimos seis en el barrio. Somos muchos los vecinos que estamos pendientes de él, es una persona que se hace querer, aunque no le gusta que lo cuidemos y lo protejamos. Dice que no se merece nuestro cariño porque no ha sabido cumplir su promesa de ser autosuficiente en su aventura de conseguir una vida mejor. Nacido en Camerún, cruzó África para llegar a España con sólo veinte y un años pasando por todo tipo de penurias. Me maravilla su bondad, humildad y todas y cada una de las conversaciones que hemos tenido durante estos cinco años. No le gusta ir a comedores sociales porque dice que es para personas que llevan poco tiempo viviendo en la calle, el busca recursos haciendo pequeños trabajos  de limpieza o  en la asociación del barrio donde es muy apreciado.

     Hoy, día de Navidad, ha sido uno más, hemos reído y conversado como hacemos cada año, pero en esta ocasión con un invitado especial. lJohans nos sorprende al explicar sus peripecias diarias y como a veces sigue viviendo grandes problemas en solitario debido a su singularidad de no querer que le ayudemos. Lo entiendo, a muchos nos ha pasado, no queremos que nos ayuden por no sentirnos inferiores. Hoy puedo decir que me dejo ayudar y entrego mi tiempo a personas que por un motivo u otro no han sido tan afortunados. Es muy importante saber que las cosas van y vienen, que la suerte nos puede abandonar en cualquier momento de la vida, y entonces, todos somos iguales. En ese momento  deberemos ayudarnos y protegernos los unos a los otros como si fuésemos familiares.

     Hay que confiar en una mirada, en un alma y dar amor sin más motivo que reconfortar a las personas que no están habituadas a recibir la mejor vitamina de vida como es no sentirse ciudadano de segunda o de tercera y ofrecerles nuestra mano llena de AMOR. No cuestiono su situación, no supongo sus motivos, no quiero saber que empuja a una persona a dejar sus seres queridos para empezar de cero. Sólo quiero ser un poco de aliento a su falta de cariño y que entienda que no está sólo.

   Hoy Johans se queda a dormir en casa, mis padres están ya mayores, le he pedido por favor que los cuide dos días y dos noches para poder darle momentos de calma en estas fechas tanto a mis padres como a nuestro invitado especial. Con lágrimas en los ojos ha aceptado nuestra petición besándonos a cada uno de nosotros mientras su palabra GRACIAS  se entrecortaba entre besos. Mis padres me enseñaron unos valores que intento transmitir a mi hija y a todas las personas que amo. No tiene mérito lo que hago, el valor es suyo por arriesgar su vida buscando un futuro mejor para él y sus familiares. 

   Me reconforta ver a Johans sentado en el sofá de casa escuchando atentamente a mis padres. Hoy creo en la magia de la navidad mientras mi cabeza piensa como convenzo a esta buena persona para que su vida se normalice y tenga lo mínimo para verlo sonreír como lo hace cada vez que intenta quitarle importancia a su forma de vida desde hace quince años.

    Hoy puedo decir: 


    "Este año mi mesa tiene el verdadero sentido de la Navidad. Gracias Johans por darnos  tu AMOR y lecciones de vida".


1 comentario:

  1. Johans nos deja su lección, de que la vida es un ir y venir en azar. Bien sabemos ambos que no pasa nada por pedir ayuda, un abrazo o amor. Un día lo tienes todo y mañana nada, pero nos queda lo más importante los valores de amar y confiar, y el valor de empezar de nuevo. Feliz Navidad y felicidades por toda la bondad que ofreces.

    ResponderEliminar